El domingo, después de un madrugón, nos enfrentamos a la ascensión al monte Eretza. Misa de 9, desayuno para coger fuerzas y a por el cortafuegos.
Algunos aprovechamos para estrenar todo los regalos de los reyes: la camiseta térmica, la mochila y casi llevamos el GPS. Al final no nos hizo falta tanto material.
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